Cómo aprender educación financiera

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Muchas personas viven de sueldo en sueldo. Incluso con ingresos decentes, la falta de conocimientos básicos de educación financiera dificulta construir una vida económica estable. Además, esta falta de conocimiento a menudo es aprovechada por organizaciones poco confiables o estafadores, aumentando el riesgo de perder dinero.

Entender cómo funciona el dinero y saber administrarlo es la esencia de la educación financiera. En este artículo explicamos por qué es importante, hacia dónde suele ir el dinero y cómo comenzar a aprender a gestionar tus finanzas personales.

Qué es la educación financiera y por qué es necesaria

La educación financiera es un conjunto de conocimientos y habilidades que permiten manejar el dinero de manera inteligente. No se limita a saber que los ingresos deben superar los gastos.

Una persona financieramente educada sabe exactamente a dónde va su dinero, tiene un fondo de emergencia y toma decisiones conscientes sobre cada gasto, evitando compras impulsivas. Además:

  • Comprende cómo funcionan los créditos;
  • Tiene metas financieras claras y sabe para qué ahorra;
  • Verifica la información financiera y no se deja engañar por promesas de “ganancias rápidas” o estafas;
  • Conoce sus derechos como consumidor de servicios financieros;
  • Y constantemente mejora sus conocimientos.

Esta es la base para comenzar a familiarizarse con las finanzas.

Por qué la mayoría no sabe manejar el dinero

Desafortunadamente, la educación financiera no es innata. No se enseña en las escuelas y rara vez se discute en familia. La información que recibimos suele ser contradictoria: unos dicen invertir, otros ahorrar, otros gastar. Esto hace difícil entender qué es lo correcto para cada persona.

Muchos solo comprenden la importancia de gestionar sus recursos cuando enfrentan una crisis financiera.

Hacia dónde se va el dinero cada día

Incluso quienes no ganan millones gastan y reciben dinero diariamente. Una persona financieramente educada gestiona sus recursos, no se deja controlar por ellos. Sin embargo, la mayoría no tiene ahorros y no siempre paga sus cuentas a tiempo, lo que hace que la educación financiera sea crítica.

Estudios muestran que muchas personas no llevan un presupuesto personal y no controlan sus gastos. El dinero “se escapa” no por falta de ingresos, sino por falta de control. Las pequeñas fugas de dinero pueden acumularse rápidamente: suscripciones automáticas, compras impulsivas, pagos en cuotas, transporte costoso, entregas de comida innecesarias. Al final, la suma puede ser comparable al pago del alquiler o de un crédito.

Hacia dónde se va el dinero más frecuentemente

  • Suscripciones mensuales y pagos automáticos que ya no se usan;
  • Compras impulsivas en tiendas en línea;
  • Comisiones ocultas en cajeros, transferencias o retiros con tarjeta;
  • Ofertas y promociones;
  • Juegos y compras dentro de apps;
  • Cashbacks, bonos o devoluciones no reclamadas.

El problema no es renunciar a un café, sino que estos gastos pequeños pasan desapercibidos y se acumulan, creando agujeros en el presupuesto.

Cómo aprender educación financiera

Todo comienza por observar tus propios gastos. No necesitas leer manuales gigantes o pagar cursos caros sobre bolsa. Lo importante es aprender a hacer preguntas y encontrar pistas en la vida diaria.

Para los niños, los juegos interactivos son útiles. Para adultos, retos simples como: “¿Qué pasa si en lugar de gastar esta suma, la ahorro y veo cuánto acumulo en un mes?” funcionan muy bien.

Algunos consejos prácticos para mejorar la gestión del dinero:

  • Dedicar 15 minutos a la semana para analizar ingresos y gastos;
  • Fijar metas o retos de ahorro alcanzables;
  • Configurar transferencias automáticas a una cuenta de ahorro, aunque sea un pequeño porcentaje;
  • Desactivar notificaciones de tiendas y promociones;
  • Postergar compras no urgentes varios días para reflexionar;
  • Analizar cuidadosamente las condiciones de créditos y préstamos.

Si no logras mejorar tu situación financiera por tu cuenta, busca ayuda profesional, por ejemplo, si tienes una alta carga de deudas o desconoces tus derechos.

El ejemplo del banco y las piedras

Una forma de visualizar la educación financiera es comparar tus gastos con un banco lleno de piedras:

  • “Arena”: pequeños gastos diarios que se van sin darte cuenta;
  • “Grava”: deseos pasajeros e impulsivos;
  • “Rocas”: fondo de emergencia, inversiones y educación.

El objetivo de la educación financiera no es renunciar a todo, sino aprender a priorizar correctamente.

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